La Reforma Universitaria de 1918

La Reforma Universitaria, básicamente es un cambio de concepto de la universidad, que nace en una etapa del mundo, donde las viejas estructuras caían. Nace después de la primer guerra mundial, nace a muy poco tiempo de la revolución rusa (1917) y como la revolución nace y se desarrolla en el país mas retrogrado, que era la Rusia zarista, la Reforma Universitaria nace también en la universidad mas retrograda, que era la universidad de Córdoba y surge también en un tiempo donde México, como resultado de la revolución mexicana hace la primera Constitución social, surge en un momento donde grandes pensadores trabajaban por la unidad de América Latina, como Ingenieros, Palacios, etc. Donde en nuestro país por primera vez, gracias a la ley Sáenz Peña, surge un gobierno que representa a los sectores mayoritarios de las clases medias y medias bajas, con Hipólito Irigoyen.

Esta breve cronología nos hace ver las cosas en su conjunto, y nos demuestra, que la vieja forma de enseñanza clerical, dogmática y cerrada entre otras cosas, era un tapón para el desarrollo hacia delante de este país.
Es aquí donde aparecen los principios, las banderas de la Reforma, de la autonomía universitaria, de la elección democrática de las autoridades universitarias, del cogobierno, de la participación de los estudiantes fundamentalmente en el gobierno de las universidades. Pero también hay una serie de principios pedagógicos, que a veces se olvidan en la política universitaria actual, surge el seminario como una clase practica y es un aporte de la reforma universitaria, surge la exigencia de vincular la teoría con la practica, surgen los trabajos prácticos, surgen las monografías, todos estos son postulados, anhelos, reclamos de la renovación de la enseñanza de ese momento. Creemos que la Reforma Universitaria es la actitud frente a esa frase utilizada en el manifiesto de la reforma que dice: "LOS DOLORES QUE QUEDAN SON LAS LIBERTADES QUE FALTAN".

En la actualidad, las universidades nacionales tienen institucionalmente la organización que aquellos jóvenes proponían, esto quiere decir, que en los estatutos se ven plasmado esos postulados, aunque en la realidad no se ven muchas actitudes "reformistas" por parte de las autoridades de las diversas universidades públicas de nuestro país.

El hecho de que solo se vea la reforma en los estatutos, es la prueba mas concreta de que en nuestro país, desde hace muchos años, no hay una política de estado con respecto a la educación, lo cual es terrible debido a la gran importancia que tiene la universidad para darle solución a los problemas de nuestro país, que no son únicamente de índole económico social, ya que también padecemos de una crisis de identidad, de integración, de legitimidad, de participación y de distribución de las riquezas.

La responsabilidad nuestra como estudiantes es formarnos para aportar a la superación de los problemas que vive hoy nuestra sociedad, para ello la Universidad debe brindar las herramientas necesarias para que el proceso del aprendizaje nos sitúe en el tiempo y en el espacio que nos tocó vivir. No estudiamos derecho para ser aplicado a la realidad de cualquier país en un momento histórico determinado, sino en la realidad argentina de hoy.
Debemos preguntarnos, ¿Qué jóvenes estamos formando?; ¿Que profesionales?; ¿para que país? Tenemos que saber si nuestros graduados van a ser útiles al país o a un determinado modelo económico, todas estas preguntas hoy no tienen respuesta.

El prestigio del que alguna vez han gozado nuestras universidades fue el fruto del cogobierno universitario, del debate y del diálogo entre estudiantes, graduados, docentes y no docentes.
Para volver a generar ese prestigio, es necesario implementar todas las experiencias y todos los aportes desde 1918 hasta nuestros días.

Es imprescindible volver a darle un nuevo rol protagónico a esas instituciones que son el fruto de la Reforma Universitaria, no es suficiente con nombrarla, es necesario lograr que la universidad sea la herramienta que fue alguna vez para solucionar los problemas que aquejan al país. Y todo esto es posible, si volvemos a llenar de contenido los Centros de estudiantes, los Consejos directivos, los Consejos superiores, las asambleas, la FUA. ¿Cuál es el rol que juegan hoy estos espacios? ¿Es el correcto? ¿Cuánto ayudan a modificar esta realidad? A estas preguntas, los estudiantes de hoy tenemos que darle respuesta.

Para que realmente cumplan con sus objetivos creemos que se debe democratizar la universidad en todos sus ámbitos, por ejemplo: implementando los concursos docentes, ampliando la ciudadanía universitaria, la libertad de cátedra, el presupuesto participativo, los delegados por cursos, los concursos docentes periódicos, cátedras libres.

Debemos ser concientes de que la participación activa de todos los involucrados en el proceso universitario, es la condición indispensable para su plena democratización.

Nuestras universidades, en la década del ´90, han sufrido un gran retroceso con la ley de educación superior, ley que deterioro el sistema educativo de los jóvenes que ingresan en las altas casas de estudio. Durante esta década también se crearon universidades nacionales, que no responden en ningún aspecto a los postulados reformistas.